martes, mayo 17, 2011

VI

Brotaban luces moradas a su alrededor, no sabía si soñaba. Cuando despertó consumió todo el tiempo. Entonces comió “rosas verdad”. Ese nombre tenía cuando el ser que se las vendió se suicidó por razones que no se saben. Y entonces las luces moradas se hicieron azules. No le importó, abrió su cabeza y de esta salió otro hombre parecido a él, parecido a mí, era yo, se parecía. Ahora lo veo, está ahí, estoy ahí, pero ella no está, y el yo de acá –simple escritor- no puede hacer nada.

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