martes, mayo 17, 2011

VII

Caminar solo, con mucha gente alrededor, mirando el suelo, con una garúa que nunca para, con las gotas que se escurren por tu cara, como si fueran lágrimas, hasta parece que estuvieras llorando, sufriendo. Con este cielo plomo de invierno, con ese dolor en el pecho que no tienes forma de quitártelo. No sabes qué hacer, si irte a tu casa, si seguir ahí mirando, si alguien te observa o si nadie se da cuenta de tu presencia. Porque ni siquiera te atreves a levantar la cabeza a ver qué sucede a tu alrededor, simplemente lloras, sufres y ese cielo gris de fondo.

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