martes, mayo 17, 2011

A fin de cuentas...

La tenue luz que sale de las velas, el olor a sudor, el frío de la arena, el cuarto de esteras, el invierno que se mete a los huesos, tiritando, sufriendo, con dolores de espalda, de cabeza, sin poder ir a comprar ni siquiera una pastilla. Las ropas raídas, los zapatos con huecos, sus lágrimas secas, su cara desencajada, su cuerpo magullado, las manos llenas de callos, ojos tristes, como pidiendo perdón, la boca ajada, pálido, más viejo, más olvidado, más solo.
Ahora trata de dormir, de olvidarse de sus problemas, mañana no tiene para comer, hoy no comió, no tomó, no hizo nada. Se le pasó todo el día echado en esa cama, no porque así lo quisiera, sino porque no tenía fuerzas. Mañana tampoco las tendrá, pasado menos, y así seguirá hasta que muera o alguien venga a verlo.
Esto ya le ha pasado antes, hace 3 meses estuvo casi en la misma situación, se la pasó 3 días en ese estado calamitoso, al cuarto día sentía que iba a morir, dolor generalizado en todo el cuerpo, le explotaba la cabeza, deshidratado, imagino que debió de haber estado a punto de morir. Y a fin de cuentas… nada.

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