martes, mayo 17, 2011

IV

Le salían manzanas de la boca, le brotaban de manera incesante, no podía pronunciar palabra, si había una pequeña abertura entre sus labios, por ahí se colaba una manzana.
La chica bonita de rojo venía a socorrerlo, y entonces la lluvia paró, y los pasos cesaron, la chica se fue: nunca más volvió a sentir alguna manzana rondando en su boca nuevamente.

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